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"Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; 20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo". Jesús dio este mandamiento a los apóstoles poco antes de ascender al cielo, y esencialmente resume lo que Jesús esperaba que los apóstoles y quienes les siguieran hicieran en su ausencia Es interesante que, en el griego original, el único mandato directo en Mateo 28:19-20 es "haced discípulos".
La Gran Comisión nos ordena hacer discípulos mientras andamos por el mundo. Las instrucciones de "id", "bautizad" y "enseñad" son mandatos indirectos, en el original. ¿Cómo debemos hacer discípulos? Bautizándolos y enseñándoles todo lo que Jesús mandó. "Hacer discípulos" es el mandato principal de la Gran Comisión. "Ir", "bautizar" y "enseñar" son los medios por los cuales cumplimos el mandato de "hacer discípulos".
Un discípulo es alguien que recibe instrucción de otra persona; un discípulo cristiano es un seguidor bautizado de Cristo, alguien que cree en la enseñanza de Cristo. Un discípulo de Cristo imita el ejemplo de Jesús, se aferra a Su sacrificio, cree en Su resurrección, tiene el Espíritu Santo y vive para hacer Su obra.
El mandato de la Gran Comisión de "hacer discípulos" significa enseñar o entrenar a la gente a seguir y obedecer a Cristo.
Evangelizar, es una obra maravillosa pero requiere de mucho esfuerzo; esta es una misión que todo el que quiera ser Cristiano debe realizarla. De hecho Jesucristo fue claro en este aspecto, que debía realizarse una misión, la de evangelizar para ayudar a más personas a alcanzar el perdón de sus pecados y de esa manera alcanzar la salvación. Pero muchos no pueden ver lo importante que es realizar esta labor.
Muchos entienden Hechos 1:8 como parte de la Gran Comisión así: "Pero recibiréis poder cuando el Hijo del Hombre haya resucitado: "pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra".
La Gran Comisión se hace posible por el poder del Espíritu Santo. Debemos ser testigos de Cristo, cumpliendo la Gran Comisión en nuestras ciudades (Jerusalén), en nuestros estados y países (Judea y Samaria), y en cualquier otro lugar al que Dios nos envíe (hasta los confines de la tierra). Todos somos responsables por alcanzar a los no alcanzados.